Por Cristian Ocaña | 07-Feb-2025
El 22 de diciembre de 2032 podría cambiar el rumbo de la humanidad, afectar a todos los seres vivientes, proyectos, sueños, anhelos, desafíos y cualquier deseo personal.
El asteroide 2024 YR4 se aproxima en una ruta eventual de colisión con la Tierra. A diario los expertos actualizan las probabilidades y que han pasado desde un 1,3% al 1,9%, según la NASA. El tamaño del asteroide se encuentra en el rango de 40 a 90 metros. Se clasifica en el nivel 3 en la escala de Torino, o sea, tiene una baja probabilidad de impactar la Tierra, pero de consecuencias significativas en caso de ocurrir.
Aquí me quería detener y poner mi punto sobre esta situación. Quizá muchos podríamos estar influenciados por novelas y películas que han visualizado un momento como este de mil formas distintas. No puedo dejar de recordarme de la electrizante película “Armagedón” de 1998, del director Michael Bay y estelarizada por Bruce Willis y Ben Affleck.
Tampoco puedo dejar de nombrar la gran novela “El Martillo de Lucifer” (1977), del galardonado escritor Larry Niven (premios Hugo, Nébula, Locus) junto a Jerry Pournelle (columnas en revista Byte), donde exploran la reacción de las personas ante una catástrofe, desde la negación hasta la aceptación y la lucha por la sobrevivencia. También aborda la reconstrucción de la sociedad y los desafíos a enfrentar luego del impacto. Y el tercer punto (que me pareció vital y un enorme aporte), la importancia de la ciencia y tecnología en la prevención y mitigación de catástrofes.
¿Cómo enfrentaríamos la vida si la Navidad del 2032 será diametralmente distinta de cualquiera de las anteriores? La civilización podría quedar destrozada y las pesadillas de los visionarios apocalípticos serían una trágica realidad. No más días felices para nadie. Comenzaría una lucha por la sobrevivencia y subsistencia, algo innato de cualquier ser vivo. Pero, a diferencia del resto de las especies, el ser humano tiene ciertas condiciones connaturales, de su más profunda esencia. Y eso es lo que más me aterra, incluso más que el mismo asteroide.
Hoy estamos viviendo tiempos donde una facción influyente de seres humanos se ha apoderado del poder y perpetua en él. Ellos muestran, con más fuerza y despotismo que nunca, su careta de desfachatez, sinvergüenzura, inmoralidad, egoísmo, injusticia, dejándonos sumidos en un estado de corrupción y decadencia global.
¿Por qué tengo terror? ¿A que no adivinan quiénes se tomarán el liderazgo de la reconstrucción del planeta? Mientras unos lucharán por crear y velar por el bienestar, otros simplemente abusarán y querrán vivir en la confortabilidad (con lo que quede en ese momento) a costa del resto. ¿No creen que la historia seguirá igual? ¿No creen que el abusador lo será más aún cuando haya que disputarse una botella de agua o un pedazo de pan?
Sigo con las preguntas, porque le temo a las respuestas. ¿Será necesario que nos caiga un asteroide en la cabeza para darnos cuenta cómo se encuentra nuestro mundo? ¿Será culpa exclusiva del asteroide el efecto del cambio climático que hoy vivimos? ¿O de la hambruna? ¿O la contaminación? ¿O del estrés psicológico provocado por la sociedad moderna con ayuda de los narcos, el crimen organizado y una inmensa lista de corruptela abusiva y descarada?
Mi pregunta de cierre es si seremos capaces de contar con un mejor ambiente para que funcionen los gobiernos, la economía y las sociedades en mayor armonía en pro del bien común, el bienestar y la abundancia. De hacerlo, creo que podríamos encontrarnos mejor parados si nos pegase el asteroide. Así, la corrupción y decadencia no terminarían por aniquilar lo que no logró el impacto.
¿No creen que el 2024 YR4 es un buen incentivo para comenzar ahora con la depuración global? ¿Qué esperamos?
Un comentario
Si algo enseña la historia es que las civilizaciones ni los gobiernos se preparan para eventos catastroficos, todos nos pillan con alguna debilidad.
En este caso la respuesta a tu pregunta la escucho de mucha gente con la que he conversado, la probabilidad es baja, nada de que preocuparse, otro diria cuando pase vemos que hacemos, mas alla escucho otro que dice te creo, nos hacemos la inversion para prepararnos y si no pasa quien me devuelve la inversion.
De verdad me gustaria que los gobiernos y la gente se preparen, pero todos los años hay incendios en California y Chile, y todos los años faltan aviones, el incendio requiere mas recursos de los que estan habilitados. Asi que si no somos capaces de prepararnos para una catastrofe que ocurre todos los años, menos lo haremos para una probabilidad de 1,9%.