La Vulnerabilidad CL25F

por Cristian Ocaña | 28-Feb-2025

En realidad, no entraré en la polémica surgida en torno al incidente en Chile del blackout del 25F. A la luz de las idas y vueltas de información emergieron otras aristas que creo más pertinentes de abordar en pro del bienestar y el nacionalismo.

El flujo de información proveniente de los distintos actores y voceros involucrados en el suceso, contenía un par de aspectos que me parecen tanto o más relevantes que el apagón mismo.

Primero, percibí una “crisis de legitimación” en el rol del Estado para cumplir con sus deberes fundamentales con la ciudadanía. Segundo, y como una consecuencia de lo anterior, enfrentamos una gran “crisis de vulnerabilidad”.

Abro la discusión al respecto.

Respecto de la Crisis de Legitimación, el blackout CL27F se suma a una lista de entornos de inseguridad encabezada por el crimen organizado, la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico. Pareciera que a estos grupos se les permite operar a discreción absoluta. Las cifras no mienten y muestran una situación descontrolada, en franco y permanente aumento.

Ahora, sale a la palestra la pobre gestión y administración de las infraestructuras críticas y estratégicas del país (no todas, para no ser tajante). «Lo que no se mide, no se puede gestionar», decía Peter Druker, el padre de la gestión empresarial moderna. El postulado aplica en la actualidad en casi todo orden de cosas. Desde saber con quién están nuestros hijos y qué hacen, hasta conocer exactamente quiénes están a cargo de proveernos la energía eléctrica, algo esencial y básico para la vida diaria en el planeta.

Las telecomunicaciones (con Internet incluida) y la energía eléctrica son parte de la infraestructura crítica. De hecho, en 2024 recién se reconoció a Internet como un servicio público, después de más de 20 años de frustrantes debates. O sea, Internet hoy se le considera ahora un derecho básico para todas las personas y queda al mismo nivel de compromiso y responsabilidad como el agua potable, la electricidad o la telefonía. Con anterioridad, Internet era sólo considerado un servicio complementario de telefonía, con un tratamiento de fiscalización similar a la de un número 700 u 800. ¿La razón? Pregúntenle al Estado.

Entonces, ¿por qué millones de personas se quedaron sin Internet durante el reciente blackout? Si bien la red de telecomunicaciones no se “desgarró” como en el terremoto del 27F en 2010, en esta ocasión las antenas móviles fueron quedando fuera de servicio en la medida que se les agotaban sus baterías de respaldo, se acababa el diésel o la fuente energética disponible.

¡4 horas dura la red móvil sin suministro eléctrico! ¿Qué es lo requerido para brindar seguridad a la población? El teléfono celular era el único medio de acceso disponible por las personas. A lo mejor para garantizar el servicio es necesario mirar otras soluciones, pero «¡Eso cuesta dinero!», diría un burócrata de turno. Sin embargo, cuánto le costó a la nación la paralización por el blackout. El problema es preciso abordarlo de manera sistémica y no como casos aislados, como se acostumbra. Son múltiples variables que se entrecruzan.

Pero si el principio es no fiscalizar o actuar ex post, ahí está el principal punto a resolver en esta compleja ecuación. Y sigo. ¿Y si el principio es delegar en firmas extranjeras la administración de infraestructuras estratégicas? La energía eléctrica debería ser considerada como estratégica pues su no disponibilidad “altera el funcionamiento del país”.

Esto nos lleva a la “Crisis de Vulnerabilidad”. Si bien la vulnerabilidad es multidimensional, la “Crisis de Legitimación” nos afecta a todos pues nadie está exceptuado de un robo, asalto, asesinato, violencia, ser víctima de la corrupción o del narcotráfico.

En particular, me referiré a las amenazas individuales y sociales debido a los potenciales ciberataques a los que se exponen la infraestructura crítica y estratégica. El blackout desveló una situación ignorada por millones de contribuyentes en relación a la operación de servicios básicos estratégicos. Aunque la empresa funcionase al 100% o en todas sus evaluaciones tuviese condecoraciones máximas y reconocimientos mundiales de su idoneidad y eficacia, un país debería ser capaz de controlar sus propios servicios estratégicos. Uno nunca sabe lo que podría suceder. El futuro no está escrito. Aquí se cae en el ámbito de la Seguridad Nacional y Chile, muy a mi pesar, expuso vulnerabilidades al mundo en extremo en este evento. Aviso: hay que estar mejor preparados que nunca, ¡ahora!

¿No creen que ya es tiempo de que el establishment honre y cumpla sus promesas, juramentos y compromisos para velar y proteger, antes que cualquier interés personal o partidista, los derechos fundamentales de las personas y la nación? O si no, como alguien indefenso diría en un programa de Roberto Gómez Bolaños (El Chapulín Colorado), «Oh, y ahora, ¿quién podrá defendernos?».

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Un comentario

  1. Es impresionante la fragilidad del sistema electrico y no fue una falla fueron varias cosas que fallaron, que si hubieran funcionado el apagon se habria restingido al norte.
    mas que demandas y analisis forenses,se requiere fisacalizacion y que el gobierno asuma la responsabilidad de la continuidad operacional de los servicios bsaicos y de los servicios estrategicos. los proveedores pueden ser los ejecutores pero el responsable es el gobierno.

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