Por Cristian Ocaña | 28-Ene-2025
Recordé un viejo mito después de leer las noticias sobre el duro golpe sufrido por las acciones tecnológicas norteamericanas el pasado lunes 27 de enero de 2025, a manos de DeepSeek. Según las fuentes, la Startup de un año de existencia sacudió el mercado al presentar un modelo de IA similar a ChatGPT, de nombre R1, que incluía las mismas capacidades.
Pero, ¿cuál era la gracia de DeepSeek digna de remecer a los titanes tecnológicos estadounidenses, se preguntarán? El asunto es que esta IA china requiere una fracción de la infraestructura tecnológica utilizada por sus competidores. Es decir, una cantidad menor de chips, entre otras cosas. En cambio, empresas como OpenAI y Google requieren billones de dólares americanos para hacer funcionar su propia IA. Eso produjo a Nvidia (diseñadora de chips) perder 600 billones en valor de mercado, entre los que perdieron valor en sus acciones.
¿De qué me recordé? Del viejo mito del lápiz espacial de un millón de dólares supuestamente diseñado por la NASA para poder escribir en gravedad cero. Esto sucedía en plena carrera espacial con Rusia. En el mito, los rusos utilizaron un lápiz grafito para resolver el problema. ¿Encuentran alguna relación con el caso de DeepSeek?
A través de los años el mito se hizo extremadamente fuerte y se instaló con propiedad en muchos connotados conferencistas, expertos y especialistas que citaban el caso como un claro ejemplo del uso de la fuerza bruta versus el resolver situaciones buscando otro tipo de soluciones que pudiesen estar más a la mano y ser más efectivas.
Veamos qué sucederá. Al parecer, la carrera de la IA no estaba definida después de todo. ¿Otro mito más? Ahora, los chinos vienen con una propuesta, sesgada o no en ciertos contenidos culturales, pero igual remeció al mundo de la IA y los mercados bursátiles.
A lo mejor, entre la Internet Muerta y la Rebelión de las Máquinas, algunos algoritmos y bots pareciera que estuviesen recalibrando ciertas variables en la línea de comandos del equilibrio planetario. ¿Será así, o no?