Proyecto Kairós
Crónicas de Viajes en el Tiempo
Capítulo 1
1
La primera cúpula Kairós
Sentado en su oficina, el premio Nobel y físico cuántico, Marcus Garnier, con sus ojos empañados, no dejaba de disculparse una y otra vez ante los agentes del FBI. Lo interrogaban por el irreversible desastre temporal ocurrido bajo sus órdenes y del que nadie en todo el mundo jamás se enteraría. Nadie, excepto la agente Jane Díaz quien portaba la secreta caja Hermes entregada unos minutos atrás por el propio profesor Garnier como evidencia de los hechos.
En 2031, Garnier realizó un asombroso descubrimiento que cambiaría la vida de las personas. Así de literal. Junto a un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de California (Caltech), en Pasadena, Garnier encontró cómo viajar en el tiempo.
Gracias a este hecho, en 2037 surgió toda una industria dedicada a los viajes de sanación del alma. El servicio consistía en llevar al paciente a un momento de su vida en el pasado y repararlo.
En el presente, el proceso se encontraba regulado de manera global a fin de evitar situaciones anómalas como paradojas, la destrucción de la realidad y la inmutabilidad de los eventos.
Viajar en el tiempo se consagró en 2035 como un derecho humano. Una organización global velaba por el cumplimiento de estrictos protocolos de no alteración del presente en el planeta, seleccionando cuidadosamente a los candidatos aptos y evitar que algún suceso se convirtiese en una tragedia espacio-temporal.
La única forma de garantizar la aplicación de este derecho era cualificar a los postulantes y evaluarlos con rigurosidad. Después de los dramáticos sucesos protagonizados por el profesor Garnier, se estableció un exhaustivo protocolo y surgió Annie, una poderosa inteligencia artificial que estaría a cargo de conducir de manera integral los procesos de preparación de los postulantes a través de realidades simuladas. Así, los equipos a cargo de la configuración de las misiones darían con planes de acción en el pasado que preservarían el presente continuo.
La IA fue bautizada cariñosamente como Anna-Jane en honor a la hija de H. G. Wells, el escritor inglés del afamado libro “La Máquina del Tiempo”.
***
El científico austríaco, Edward Huber, era uno de tres los integrantes del equipo del profesor Garnier. Huber fue parte de las exploraciones y pruebas iniciales de Kairós, la cúpula de viajes al pasado.
Según la mitología griega, Kairós es un momento en que algo importante ocurre, es un lapso de tiempo diferente al habitual. A Garnier le encantaba usar este tipo de denominaciones dada su afinidad por dicha cultura. Era una de sus pasiones.
Edward rondaba los cuarenta. Fue seleccionado para integrar la camarilla de Garnier por su alta competencia y compromiso evidenciado desde el primer día. Brindaba valiosa retroalimentación en todo momento sin guardarse nada. A los ojos de Garnier era un digno talento a considerar como su mano derecha.
Edward Huber participó en el tercer viaje de las pruebas. Las dos travesías previas al pasado anduvieron sin grandes novedades. De hecho, fueron un tanto decepcionantes para el profesor Garnier debido al bajo aporte de información “extra” requerido por el proyecto. Se precisaba de un “ojo avizor”, como el de Huber, para notar la manifestación de situaciones anómalas y “especiales”. Huber contaba con un ojo entrenado para observar detalles que pasaban desapercibidos para el común de los mortales.
La situación previa al viaje de Eddie, como le decía con cariño Garnier, los titanes de IBM, Netscape y MySpace lideraban el desarrollo tecnológico del planeta. En Silicon Valley toda la investigación y desarrollo tecnológico giraba en torno a estas tres empresas que contaban con las instalaciones más grandes del mundo en servicios de Internet, de nube, redes sociales e inteligencia artificial.
Nokia ya disponía del 70% del mercado de dispositivos móviles, Napster reinaba en la industria de la música digital, Blockbuster llevaba el liderazgo en los canales de streaming, Atari era el líder indiscutido en consolas de juegos.
En los mercados electrónicos, Barnes and Noble encabezaba las librerías en línea y Walmart era el rey en el retail digital. DeLorean llevaba la delantera en los vehículos eléctricos, los computadores, notebooks y Tablets de Compaq tenían presencia en todas las oficinas y hogares, junto con la suite de productividad de IBM “Linux Office”, utilizada por la gran mayoría de los niños y escuelas del planeta.
En fin, todo marchaba en un relativo orden en el mundo. Excepto hasta el tercer viaje cuando Edward Huber introdujo unos “pequeños” cambios. Nadie se daría cuenta pues nadie monitoreaba. En el equipo de Caltech reinaba la cultura de la confianza. Era un activo de facto esencial pues creían con firmeza en la idoneidad, ética e integridad de las personas en sus filas. Era el ambiente propicio para los planes de Edward.
Con posterioridad a los eventos protagonizados por el favorito de Garnier, el FBI detectaría ciertas condiciones en la personalidad de este personaje. De habérsele aplicado los rigurosos protocolos habituales de evaluación existentes en 2037, no hubiese calificado como un postulante válido para viajar, pues la intención sobre su agenda oculta saldría a la luz.
Por su lado, la IA Annie, a cargo de procesar las evaluaciones y supervisar los protocolos de selección, determinó que tan sólo el 0,1% del total de postulaciones estaban aptas para calificar como aceptable y de poder incorporarse a la fase de entrenamiento y búsqueda de la causa a reparar.
IBM desarrolló la tecnología en la investigación para construir la cúpula Kairós en Caltech. El sistema de nanocámaras de monitoreo y vigilancia remota en la cúpula y exotrajes para los viajeros, fue un desarrollo conjunto entre Kodak y Motorola.
El profesor Garnier era un reconocido e ilustre sabio que gozaba de un amplio número de adeptos y seguidores de sus descubrimientos e invenciones. Sin embargo, un grupo de contrarios y fundamentalistas lo tildaba de un “desprolijo y ambicioso ser movilizado por el interés de la gloria, la vanidad y el reconocimiento”.
En silencio, y en solitario, el profesor produjo, de forma paralela al desarrollo de Kairós, un dispositivo atemporal con la información exacta sobre el verdadero presente. ¿Cómo lo hizo? Todavía es un completo misterio.
En cada viaje Garnier podía contrastar la realidad presente con el contenido de Hermes, su caja secreta, en honor al dios olímpico mensajero de los viajeros y las fronteras.
El profesor comprobó la no alteración del presente en los dos primeros viajes. Con atónita sorpresa no pudo verificar la misma invariabilidad del presente en la misión de Edward Huber al retornar del tercer viaje. Garnier dio cuenta de una importante alteración producida en el mundo de la tecnología. Fue tan desvergonzado el cambio inducido por Edward pues volvió poseyendo una de las fortunas más grandes del planeta. Para Garnier fue cosa de contar uno más uno con Hermes, su asesor atemporal y custodio de la realidad vigente.
Obviamente, Huber apostaba por la autoadaptación automática del presente a los eventos introducidos en el pasado. «Nunca nadie se enterará de mi jugada maestra», se decía satisfecho por su logro.
Nadie, excepto el profesor Garnier. El profesor acudió de inmediato a la unidad a cargo en el FBI para denunciar la situación con la evidencia en las manos que demostraba la corrupción del espacio-tiempo cometido por su estimado colega.
Antes de iniciar los viajes de testeo, Garnier estuvo varios días con Hermes en su mochila entrevistándose con diferentes unidades dentro del FBI a fin de dar con la idónea para encargarse de este tipo de casos. Encontró a la Unidad de Investigaciones de Contrainteligencia y Espionaje, a cargo de la directora Jane Díaz. Ella entendió a la perfección la situación. Generaron de inmediato un protocolo para la coordinación ante eventos anómalos de variación del presente. En caso de desaparecer Garnier, el FBI accedería de forma regular a su caja de seguridad en Caltech a fin de constatar con Hermes cualquier alteración del presente y dar inicio, si correspondía, a una investigación.
A partir de ese momento el portafolio de acciones de Edward Huber de Amazon, Netflix, Microsoft, Google, Facebook, Apple y un sinfín más halladas en su hogar, le fue retirado de su poder.
Huber fue momentáneamente a una prisión convencional, con aislamiento total. Luego pasó a una prisión tempo-dimensional, fuera del espacio tiempo, en animación suspendida, algo similar a la utilizada con el general Zod y sus secuaces, el supervillano en la historia de Superman.
La situación vivida en el Proyecto Kairós sirvió de base para establecer los protocolos y controles actuales que cautelan el presente. El desarrollo de la súper IA Annie permitió dar el soporte sobrehumano necesario al proceso total involucrado en los viajes en el tiempo a fin de controlar las acciones a realizar en el pasado y de prevenir e impedir la alteración del presente.
De hecho, el mismísimo profesor Garnier inventó la nanotecnología que se incrustaría en los exotrajes de los viajeros. Gracias a la introducción de cámaras ultraminiatura con cobertura de alta densidad provista por Nikon (un proveedor de Kodak en el presente anterior), permitieron los monitoreos en 360°, y en línea, de la actividad en terreno de cualquier viajero del tiempo.
Así, el equipo de vigilancia, apoyado por Annie, ante el más mínimo indicio de vulneración o corrupción del pasado, contaba con la autorización de eliminar al viajero, evitando las marejadas o tsunamis temporales en el presente producto de un cambio no previsto en los eventos.
Esta forma era la única forma para garantizar el cumplimiento del protocolo con las normas definidas de protección del presente y de proporcionar un proceso seguro a la oportunidad de reparación del alma de los postulantes escogidos.