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Insólita Panspermia

Por: Cristian Ocaña
Fecha: 6/Enero/2023

En 2026 el mundo ya contabilizaba más de 150 millones de niños, nacidos hacía 8 años, con alteraciones genéticas en el ADN. Ellos pasaban por el mismo proceso que dio lugar al surgimiento de la inteligencia superior en los Homo Sapiens pues tuvieron un aumento de células madre neurales que se transformaron en neuronas del neocórtex durante el desarrollo cuando eran embriones.

Otro grupo de seres humanos, más 900 millones según los cálculos, perteneciente a distintos países del planeta, sufría de una transformación sin igual. Los estudios no fueron capaces de determinar la presencia de algún patrón específico que diese alguna pista de por qué todos ellos adquirieron el Síndrome de Padgett.

Jason Padgett llegó a sus 30 años siendo todo un bohemio y una vida superficial. La noche del 13 de septiembre de 2002, en uno de sus usuales parrandeos, Jason sufrió un violento asalto a la salida del lugar de karaoke donde se hallaba, lo que le produjo una conmoción cerebral que no fue tratada debidamente. En su proceso de recuperación, Jason desarrolló un trastorno obsesivo compulsivo por el temor y miedo a lo vivido. Se aisló. No quería salir con nadie. Jason comenzó a notar que su visión del mundo a través de sus ojos había cambiado: los objetos presentaban ciertas formas que antes no había percibido, como tangentes, con líneas como olas, que se cruzaban. Curioso por lo que le sucedía, descubrió que se trataba de fractales. Investigó hasta que se topó con una noticia sobre Daniel Tammet con Asperger y todo un genio de las matemáticas y la lingüística. Padecía el Síndrome de Savant, o síndrome del sabio, que aparece en muchas personas que presentan trastornos del espectro autista o lesiones cerebrales, junto a un talento excepcional. Un examen a Jason determinó que había adquirido el Síndrome de Savant y se había convertido en todo un genio de las matemáticas.

Las 900 millones de personas con el Síndrome de Padgett parecían haber sido seleccionadas al azar: el grupo no presentaba ninguna tendencia de región, país, edad, género, raza, condicional social o religiosa. El fenómeno, sin dudas, era ajeno a cualquier intervención humana.

De un día para otro más del 11% del planeta era superdotado lo que afectaría el equilibrio en muchos planos en el mundo. La manifestación de la «inteligencia instantánea» fue a nivel global y, dicen, que se presentó de forma simultánea. El coeficiente intelectual estándar del grupo era de 300 a 350, y cubrían múltiples ámbitos de las ciencias y las artes.

En los principales laboratorios de investigación mundiales comenzó una carrera frenética para establecer el motivo del evento Padgett. Era importante determinar por qué sucedió y a qué se debió. Circuló toda clase de teorías, desde contaminación de los alimentos, intervención del agua o del aire, fármacos, ropa, champú, cremas, lociones, transfusiones de sangre, y un interminable etcétera. Cada uno de ellos fue descartado tras los debidos análisis. Seguía confirmándose la imposibilidad de una eventual agenda oculta de algún gobierno o grupo fundamentalista.

Después de meses de andar a tientas, los gobiernos acordaron darle una estructura más global al trabajo de los múltiples centros de investigación. Estudiaron de manera colectiva y en profundidad a un grupo de los «favorecidos» en cada región. Llevaron a cabo exámenes al ADN a nivel cuántico. Y fue en ese momento en que todos, al unísono, detectaron un cambio en el genoma humano de todas las personas bajo el estudio. Se determinó que «algo» había afectado positivamente un gen neuronal. La mutación había favorecido la proteína sináptica encargada de «cablear» las células nerviosas del cerebro. Encontraron que su «malla» sináptica de había incrementado en un 800%, expandiendo la utilización del cerebro al 45%.

El mundo estaba trastornado por el cambio en el equilibrio de la inteligencia. En forma vertiginosa varios puestos en gobierno, empresas y de la academia dieron inicio a una gran renovación con Padgetts, como les pusieron. El mundo comenzaba a vivir una inédita ola de inventos e innovación en todo ámbito de cosas: finanzas, física, química, música, literatura, arte. Los cambios dejaron atrás a las redes sociales y los teléfonos inteligentes como se conocían hasta ese momento. Las telecomunicaciones vivieron un impresionante cambio a nivel planetario y la Internet pasó a ser cuántica en unos años. Los computadores también tendrían una transformación dramática al aplicar tecnología cuántica, computación óptica y una evolucionada inteligencia artificial a nivel de los procesadores. Todos estos avances redujeron los precios, el tamaño de los dispositivos, la cantidad de energía utilizada, y un sorprendente aumento de su potencia y capacidad de procesamiento.

El planeta por fin parecía tener un respiro frente al calentamiento global. A pesar de aumentar el uso y cantidad de los dispositivos electrónicos, su consumo energético bajaba por 1,000 veces. Atrás quedaron los autos eléctricos cuyo suministro de energía demandaba al planeta proporcionar 100 veces más fuentes antes de su crecimiento explosivo, lo que generó diezmar bosques, poblados, erradicar flora y fauna. Increíblemente, lo eléctrico se estaba tornando en una de las amenazas principales para el ecosistema. Los inventos de los Padgetts para la aplicación eficiente de hidrógeno a todo tipo de motores resultaron ser la solución perfecta para varios miles de problemas. Así, la Tierra, en 2030 disminuía en 2 °C y todo hacía prever que seguiría descendiendo. Se le estaba dando la vuelta al implacable y fatal destino.

Estaba siendo una época de oro e iluminación para el planeta entero: el desarrollo se podía sostener sin destruirnos en la pasada. Los cientos de miles de Padgetts Einsteins, Teslas, Newtons, Mozarts, Migueles Ángeles, Hawkings, Maries Curies, Picassos, fueron los héroes impensados ante la extinción del planeta, héroes que nadie tenía previsto. Estos héroes aportaron un avance tecnológico de 100 años a la Tierra. Dieron el tiempo suficiente para enmendar y corregir políticas de crecimiento, estilos de vida, desarrollo económico, equidad y justicia social, a través de la integración del ser humano como centro de las decisiones y definiciones, y en donde el medioambiente fue considerado como parte intrínseca de su evolución. Era la gran oportunidad para recular en los intereses de los pocos que llevaron al planeta al camino de la autodestrucción, por el bien común y dar paso a una era gloriosa de evolución de la humanidad.

En 2028, un grupo de la NASA que seguía con la investigación del origen del Síndrome de Padgett logró la ansiada explicación. Todo calzaba a la perfección. Era la respuesta que todos buscaban.

La explicación en términos simples fue que el paso de un objeto interestelar en el año 2017 «roció» a la Tierra con distintos compuestos. En octubre de ese año, en el observatorio Pan-STARRS en Hawai, se descubrió el primer objeto interestelar conocido dentro de nuestro sistema solar. Fue bautizado como Oumuamua que significa explorador o mensajero en Hawaiano. Al principio se creyó que se trataba de un asteroide; luego lo categorizaron como cometa, pero tenía algo extraño que no daba con esa clasificación: Oumuamua carecía de cola. Tenía una forma alargada de 45 metros de largo por 7,5 metros de ancho, como un habano. En su paso por el sistema solar, ante la mirada atónita de los astrónomos y expertos, presentó un comportamiento inusual a la de los cometas en su aceleración.

Los cometas son cuerpos compuestos de hielo, polvo y roca que circulan por el sistema solar dejando un enorme rastro de gases y polvo en forma de cola, que es la que se les ve habitualmente.

El SETI (Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), por su parte, entre el 23 de noviembre y 5 de diciembre de 2017, midió las interferencias electromagnéticas de Oumuamua cuando se acercó a la Tierra a unos 270 millones de kilómetros (casi 2 veces la distancia que hay al Sol). La intención fue medir la presencia de frecuencias de radio artificiales. En el estudio, finalmente, no se halló ninguna emisión de señal que fuese producida por un transmisor a bordo del objeto (se creía que Oumuamua era una nave espacial). Por tanto, los expertos concluyeron que Oumuamua debía ser de origen natural.

Recién en 2021, el astrónomo Alan P. Jackson junto al astrofísico Steven J. Desch, ambos de la universidad de Arizona, concluyeron que Oumuamua era un cuerpo de hielo compuesto de nitrógeno lo que explicaría el comportamiento anómalo de la aceleración no gravitacional que presentó, su tamaño y albedo (radiación reflejada), y la falta de emisión detectable de CO y CO2 o polvo. Jackson y Desch estimaron que Oumuamua fue expulsado hacía 400 o 500 millones de años de un sistema estelar joven, posiblemente en el brazo de Perseo, que es uno de los brazos mayores de las espirales de la Vía Láctea, de 35 mil años luz de tamaño (10,700 pársecs). Objetos como Oumuamua pueden sondear directamente las composiciones superficiales de un tipo de exoplaneta hasta ahora no observado: los “exo-plutones”[1] (parte de un planeta similar a Plutón perteneciente a otro sistema solar).

Jackson y Desch con su análisis lograron descifrar el enigma en torno al síndrome que estaba salvando a la Tierra. Al final de cuentas, Oumuamua presentaba una cola, como la de los cometas, pero debido a su composición no pudo ser detectada por los astrónomos. El material que arrojó en su paso Oumuamua por la Tierra lo hizo por varios días, sin que nadie supiese de su existencia. Por eso, lo azaroso de los seres humanos afectados. Si bien transformó la red neuronal del cerebro humano, no tuvo incidencia alguna en la flora y fauna. Este hecho vino a confirmar la Teoría de la Panspermia, que postula que la vida pudo transportarse entre planetas o galaxias por medio de meteoritos o cometas. En este caso, el responsable del cambio genético de más de mil millones de personas fue Oumuamua.

En 2035 todo florecía en orden en el planeta. Los Padgetts habían logrado puestos estratégicos en la dirección del mundo y en todo orden de cosas. El equilibrio social y económico por fin se estaba consolidando. Las guerras, narcotráfico, corrupción, materialismo, la megalomanía, la sinvergüenzura, el despotismo, y el fascismo, entre otros se fueron quedando «out». Los índices de criminalidad descendieron a niveles ínfimos. Lo mismo con las enfermedades, pues ahora todas las personas tenía acceso a tratamientos oportunos y financiados por un gran sistema. La educación era espléndida pudiendo cada ser desarrollarse según sus talentos y vocación. Había trabajo y espacio para desempeñarse para todos. La pobreza se había erradicado por completo. El alimento y el agua abundaban en todo el orbe. Ya nadie moría de inanición ni por contaminación. Todos contribuían al equilibrio y al desarrollo de un ecosistema de vida sinigual.

En agosto de 2038, en el plazo de una semana, todos quienes habían adquirido el Síndrome de Padgett comenzaron a morir de lo mismo: un aneurisma cerebral. La lesión cerebral estuvo oculta y fue indetectable. Todos fueron condenados en 2017 al recibir la «irrigación» del Oumuamua. Todos esos héroes murieron. No quedó nadie vivo. No hubo excepción ni piedad alguna; ni siquiera se salvaron los niños Padgett que nacieron en 2018, que ya iban para los 20 años de edad. Era la décima plaga de Egipto hecha realidad. El mundo estaba de luto. El 100% de los Padgett había desarrollado lesiones cerebrales y ninguno presentó trastornos en el espectro autista, como ocurría con los Savant.

Al parecer el planeta no aprovechó la oportunidad que tuvo. En 2043, la temperatura de la Tierra no sólo volvió a subir, sino que lo hizo 6 °C más. Los Polos comenzaron a derretirse y las corrientes marinas tibias responsables del equilibrio, se enfriaron. Comenzó una era de desastres «naturales» con inundaciones y cataclismos que diezmaron los cultivos, el agua se hizo escasa, y la hambruna se instaló. La Tierra manifestó su reclamo pues los abusadores e inmorales habían vuelto en plenitud y mejor preparados que nunca con sus malas y nefastas prácticas. El espacio que dejaron los Padgett fue usurpado rápidamente por las dotes criminales, mafiosas, corruptas y megalómanas de unos pocos inhumanos depredadores que en unos años se encargaron de destrozar al planeta, sus personas y el medioambiente. La fecha de expiración de la Tierra había iniciado nuevamente, ahora quedaba menos tiempo. —¿Cuándo pasará de nuevo el Oumuamua? —preguntaba con desesperación una señora de edad mirando a los cielos, mientras era testigo de cómo su banco se hacía de todos sus bienes por falta de pago de un préstamo que había solicitado para poder tratarse un cáncer de cuello uterino.


[1] Journal of Geophysical Research: Planets, Volume 126, Issue 5, May 202: Research Article 10.1029/2020JE006706, Special Section: Exoplanets: The Nexus of Astronomy and Geoscience.

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2 respuestas

  1. un trampolín de subida y bajada! me encanta tu prosa Cristian, precisa, delicada y ágil. Me gusta el misterio que aparece disfrazado de evento científico. Me dejaste pensando si el asunto del avance de la humanidad es esperable solamente a través de un salto cuántico… (Marcela)

  2. Me atrapó tu cuento, muy dinámico y vivo. De pronto me sentí como leyendo a Asimov y Saramago. Felicitaciones. Solamente le agregaría….el comunismo y el fascismo, se fueron…., ambas son ideologías totalitarias, sangrientas, pero la primera, no se por qué razón, cuenta siempre con la simpatía de la gente.

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