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EEO-6: Los Emisarios

Por: Cristian Ocaña
Fecha: 15/Agosto/2023

La Orden Universal de Galaxias se encontraba evaluando el resultado de las misiones «Evolución». Decidió enviar una pareja de representantes para obsequiarle al planeta Tierra los conocimientos necesarios para un desarrollo sin igual de prosperidad y justicia para todos los seres humanos y entidades biológicas.

Este proceso lo venían aplicando en más de 10 mil millones de galaxias en los últimos 5 mil años. La Vía Láctea era una más de la larga lista que debían ejecutar. En cada caso lograron impresionantes resultados llegando a acelerar los procesos de evolutivos hasta en 1,000 años. Los alegres números confirmaron sus ansias de continuar cubriendo al máximo el universo. Hasta el momento, llevaban el 13%. Más de 35 mil millones de galaxias se encontraban deshabitadas puesto que fueron escenario en la creación de experimentos y pruebas primigenias.

—Lo que sucedió en Roswell, Kasputin Yar y Tungusnka no lo previmos —dijo Mor Aldor, comandante en jefe del cuadrante Terrum-666 al cual pertenecía la Tierra.

—Comandante —dijo Serta Mei, presidenta de la Orden y directora del consejo «Evolución»—, y qué es lo que nos podría proponer para no seguir perdiendo más vidas, tiempo y recursos. Después de estas misiones se han enviado muchísimas más, por lo menos unas 500, todas ellas fallidas. A lo más han sido capaces de analizar la fauna local, algunos seres humanos y comprobar que el planeta va directo a un colapso total en casi la mayoría de los planos.

—Presidenta —respondió Mor Aldor—. Ellos se están autodestruyendo y lo más trágico es que son conscientes de ello. Es el único planeta de todo el universo donde se concentra más poder nuclear bélico que en los otros 75 mil millones de mundos. La desidia por la vida de esta raza es incomprensible.

—Sí, la situación en la Tierra requiere una intervención directa por nosotros —dijo la presidenta—. Si pudiésemos reunir a los presidentes de las naciones más influyentes podríamos mostrarles todo el potencial de la misión universal «Evolución».

—Reunirlos es sencillo —dijo Toh Miras, el principal asesor de las misiones «Evolución» y uno de los más influyentes ante la Orden—. El desafío es alinearlos y convencerlos.

—Nunca antes hemos realizado ese tipo de acción —dijo Mor Aldor—. Sería la primera vez. Implicaría un alto riesgo para el equipo de emisarios.

Serta Mei levantó la mano en son de detener la conversación y dejarla un instante en reflexión. Cerró sus ojos para conectarse por telepatía con su mentor y pedirle un consejo. Mantuvo dos minutos el dedo índice en su sien izquierda como parte del procedimiento. Abrió los ojos y continuó. Inspiró hondamente.

—Disculpen. Le planteaba a Ten Akos los diferentes escenarios que tenemos. Él concuerda con Toh Miras y nos aconseja el envío de emisarios que se presenten ante un encuentro global.

Mor Aldor, que se encontraba revisando su Tablet transparente, interrumpió.

—El encuentro podría ser la Asamblea de Las Naciones Unidas que se celebra una vez al año. El más próximo será en 3 kotiks más (un mes terrestre). En fecha de la Tierra correspondería al viernes 22 de septiembre del año 2023.

—Excelente —dijo la presidenta—. Ese tipo de apariciones ya las hemos hecho millones de veces, así es que esta vez no debería ser un problema coordinarlo debidamente.

—Señora presidenta —dijo Toh Miras—. Me ofrezco para ser uno de los emisarios.

—Gracias por su ofrecimiento, asesor Miras —respondió la presidenta—. Me parece apropiada su persona. Como el otro emisario, me quería proponer yo misma. Sé que es inusual, pero considero que esta ocasión lo amerita ¿qué les parece?

Se produjo un leve y corto murmullo. Mor Aldor tomó la palabra.

—Es bastante inusual y riesgoso, señora presidenta. Sin embargo, su alto estatus la pondría por sobre el resto de los presentes. Yo le doy mi voto de confianza.

—¿Alguien más que quisiese dar su opinión? —preguntó Serta Mei.

Silencio total.

—Bien —prosiguió la presidenta—. ¿Alguien está en contra de los emisarios propuestos?

Ninguna mano, tentáculo, garra o emisión lumínica se manifestó.

—Entonces, todos a favor —sentenció la presidenta—. Perfecto. Muchas gracias señoras y señores consejeros. Ahora necesito ir a mi despacho con Toh Miras y Mor Aldor ¿me acompañan, por favor?

Al grupo se agregó telepáticamente Ten Akos, un viejo sabio que guiaba a todos los presidentes. Estuvieron planificando el plan de acción y de cómo lo llevarían a cabo.

La tarea no sería sencilla debido a la personalidad de los mandatarios; siempre poniendo todo en duda y demandando garantías y evidencias para asegurarles éxito absoluto en los resultados. La Tierra era el único mundo del universo donde los países estaban dispuestos a traicionarse entre sí por obtener hegemonía.

La vibración de la pausada voz de Ten Akos en la mente se sentía como una brisa ligera.

—Queridos, considero acertada la estrategia. Sólo agregaría poder acompañarlos para facilitarles la etapa de inducción inicial. De esta forma, les mostraría lo que hacemos y los resultados de una forma mucho más eficiente y rápida ¿estarían de acuerdo?

—Maestro —dijo la presidenta—, me parece excelente.

—Algunos estarán mareados y se afectarán por unos minutos —susurró Ten Akos—. Hemos visto en otros planetas que la consciencia sucumbe por varios tiks.

—Podríamos previamente poner algo en sus líquidos y alimentos. De esta manera evitaríamos un episodio donde se asusten y huyan —sugirió Mor Aldor.

—Muy bien —dijo la presidenta—. Gran idea comandante ¿se puede encargar usted de esa misión?

Mor Aldor asintió.

Siguieron unos momentos más afinando lo necesario. Tenían prácticamente todo definido y cada participante organizaría sus respectivas actividades para la intervención en la Tierra.

—Amigos, reunámonos con todo listo en 2 kotiks más a esta misma hora —solicitó la presidenta.

—De acuerdo —dijo Mor Aldor—. El viaje a la Tierra nos tomará 10 tiks (una hora terrestre). Me adelantaré con mi equipo de avanzada para preparar el asunto de los líquidos y alimentos, además de dejar instalados nuestros sistemas de seguridad y protección. Siempre debemos estar listos ante cualquier situación. Dejaremos un portal directo a una de nuestras naves en caso de presentarse alguna emergencia.

—Bien comandante Aldor —dijo la presidenta—. Confío plenamente en sus habilidades y sigilo para esta tarea.

—Ya lo hemos hecho miles de veces, presidenta —dijo Aldor—. En esta ocasión tendremos especial cuidado debido a lo complejo de nuestros anfitriones.

***

El equipo del comandante Aldor logró mezclarse con el equipo a cargo de la ONU. Hackearon el servidor central a cargo de las credenciales, historias personales, permisos y todos quedaron acreditados debidamente y como parte del personal. El día anterior al encuentro de los mandatarios todo estaba dispuesto para asegurar la venida de los emisarios.

Desde el hotel donde se hospedaban, Aldor envió un mensaje a su nave para que lo retransmitieran a la presidenta.

«Todo listo y sin problemas. Los esperamos a la hora acordada».

El breve mensaje en el lenguaje propio de la Orden se emitió por una señal en la banda de los 80 gigahercios, una frecuencia extremadamente alta utilizada en la Tierra para radioastronomía. La nave de Aldor oculta detrás de la Luna, captó la señal que la retransmitió inmediatamente por un «agujero de gusano de comunicaciones». Llegaría casi instantáneamente a su destino al otro extremo del universo.

El equipo de la presidenta Serta Mei tenía el camino despejado para realizar su entrada coordinada con el comandante Aldor, en la sala de la Asamblea General. Sería en el preciso instante cuando el Secretario General, António Guterres, diese la partida a la Cumbre sobre el Futuro, donde los principales líderes del mundo estarían presentes.

Los asistentes verían a Serta Mei materializarse a la derecha de António Guterres. La temática del futuro no podía ser más providencial. «Ni que se hubiesen puesto de acuerdo con nosotros», decía ella.

Faltaban sólo minutos para la hora de inicio. Los integrantes del equipo del comandante Aldor se encontraban en sus posiciones para activar el campo de fuerza y asegurar la sala una vez que llegase Serta Mei. Al finalizar su acto, saldría tal como llegó. El resto de su equipo permanecería de incógnito para continuar las labores posteriores.

El evento inaugural sería transmitido en línea a través de Internet, lo que aseguraría una gran audiencia. La «voz mental» de Ten Akos se irradiaría a todos lo que estuviesen conectados, además de los asistentes en la sala.

Llegó el momento. Todo ya estaba dispuesto. Apareció António Guterres saludando y encaminándose con tranquilidad al podio con una carpeta en su mano izquierda. Recibió una fuerte ovación y la retribuyó con una sonrisa mientras ubicaba la carpeta con discurso en la plataforma frente a él.

Acomodó sus lentes e inspiró para iniciar la lectura. En ese preciso instante una inusitada e intensa luz de color amarillo oro inundó el sector a la izquierda de Guterres quien se detuvo por la sorpresa. Los asistentes pusieron la atención a la imagen que se estaba formando en medio de la luz.

Serta Mei había llegado. Lucía una bella túnica violeta. Una diadema con un delicado zafiro de forma oblonga al centro sujetaba su larga cabellera blanca. Su forma humanoide con una diminuta nariz y ojos similares a los humanos, de orejas fundidas con el cráneo quedando a la vista sólo los surcos auditivos, provocaron gritos de sorpresa.

La visitante saludó con una pequeña reverencia a Guterres quien había retrocedido asustado. Serta Mei se ubicó en el podio.

—Solicito su permiso, señor Secretario General, para poder dirigirme a ustedes.

Guterres mudo sólo atinó con asentir al tanto que volvía a retroceder un par de pasos más.

—Muchas gracias, señoras y señores. Mis disculpas por esta interrupción. Soy Serta Mei, la presidenta de la Orden Universal de Galaxias y vengo a entregarles un mensaje.

Mei comenzó su planteamiento sin interrupciones pues la audiencia estaba atónita. Las fuerzas de seguridad habían quedado fuera del domo invisible de protección instalado por el comandante Aldor y su equipo.

—Por favor, mantengan la calma. Seré breve. En los próximos segundos recibirán una comunicación telepática de nuestro consejero superior para que entiendan por qué estoy aquí… Ten Akos, por favor, puede comenzar.

La escena mental de Ten Akos duraría cerca de dos minutos. Todos se hallaban en un profundo trance con sus cabezas ligeramente reclinadas mirando al cielo con sus ojos entrecerrados y parpadeando rápidamente. Muchos comenzaron a llorar conmovidos por el mensaje de Ten Akos.

Una vez finalizado Ten Akos, Serta Mei prosiguió.

—Ahora que todos compartimos la misma información, es necesario acordar un avance global y qué mejor instancia que esta para llevarlo a cabo. Ten Akos les mostró el fin inminente de la Tierra en 30 años más. Con nuestra ayuda podremos revertirlo y evolucionar juntos.

El presidente de los Estados Unidos fue el primero en reaccionar.

—Señora presidenta ¿Qué nos asegura que ustedes no vienen para colonizarnos y esclavizarnos?

—Sí, eso mismo —dijo más alterado el primer ministro del Reino Unido con su mano apuntándola acusativamente—. ¿No vendrán por nuestra agua, energía nuclear, minerales o alimentos?

A continuación, uno a uno comenzó a proferir e increpar con una acusación tras otra. La sala se había vuelto un verdadero hervidero de miedos y desconfianza.

—Amigas. Amigos —dijo en calma Serta Mei—. No se asusten. Este proceso lo hemos desarrollado por miles de años y en millones de galaxias. Eso ya lo saben. Nuestra propuesta es simple: enviaremos a la Tierra emisarios y ustedes nominarán y prepararán a los suyos para poder mostrarles y enseñarles. En los siguientes 5 años ustedes habrán evolucionado por mil. Ya no sufrirán de hambre pues no habrá escasez. No habrá pobreza pues tendrán abundancia. La contaminación no existirá porque les compartiremos la fórmula de la energía infinita. Podrán construir el mundo justo y con oportunidades que siempre les prometen a sus electores.

Se produjo un silencio total en la sala. A los mandatarios de países emergentes y en vías de desarrollo la propuesta les parecía sumamente atractiva. Fueron los primeros en ponerse de pie y aplaudir a rabiar a Serta Mei. Sin embargo, los países poderosos se sintieron en desventaja.

—Quiero decirles también —añadió Serta Mei—, que el mensaje de Ten Akos lo recibieron simultáneamente 1,383 millones de personas que se encontraban conectadas a esta conferencia por su red Internet.

Lo agregado por la visitante cayó como balde de agua fría ante los poderosos. No había marcha atrás. Ya era noticia mundial. Las redes sociales habían estallado. Más de 5,000 millones de personas ya estaban al tanto de lo ocurrido y se originaba una presión importante de miles y miles que llegaban al frontis del edificio de las Naciones Unidas. Se podían sentir los cánticos, aplausos, coreo de frases de alegría. Las personas salieron a manifestarse por millares en distintos puntos del planeta.

Ante los hechos y reacción mundial manifestada los jerarcas comenzaron a mirarse entre sí como buscando una respuesta. Bastó que el presidente de los Estados Unidos resignado se encogiera de hombros y asintiera con la cabeza para que los restantes 7 integrantes del G-8 lo siguiesen. Al unísono, los miembros del G-8 se unieron a los demás mandatarios que seguían entre vítores y un aplauso interminable.

Las cámaras, que nunca dejaron de transmitir, captaron el momento preciso en que todos los mandatarios respaldaron la propuesta de Serta Mei.

—Alabamos con dicha su sabia decisión —interrumpió Serta Mei—. Les dejaremos con Ten Akos ahora los siguientes pasos y fechas para poner en marcha a nuestros emisarios, encabezados por nuestro excelso asesor Toh Miras y así dar inicio al proceso evolutivo de la Tierra.

El mensaje de Ten Akos esta vez sólo sería escuchado por los asistentes en la gran sala. Así, presidentes, asesores y colaboradores podrían organizarse en los próximos días y dar comienzo a un hecho sin igual en la historia de la humanidad.

***

Entretanto, 13 personas se desplazaban en sus jets privados a un encuentro de emergencia. El lugar exacto sólo se daría a conocer una vez todos en el aire, por el canal seguro de comunicaciones. Dos horas después, en una sala subterránea en una instalación oculta, lejos de la zona de radares en el Mar Báltico, a 18 pisos bajo la superficie, se incorporaba el último de los «Los Ungidos», como se hacían llamar.

La sala con vista al mismo mundo acuático, contaba en su centro con una mesa circular de 8 metros de diámetro para las reuniones de consejo. Con algunas finas galletas y vasos para el agua, la frugal preparación pretendía no distraer el punto central de la furtiva junta.

Silencio total hasta el instante en que se sumó el último integrante.

—Disculpen la demora —dijo una mujer con un fuerte acento británico—. Tuvimos un pequeño contratiempo en la partida. Nada que debamos temer. El equipo del MI5 ha estado siguiendo mis maniobras y haciendo preguntas. Mi salida intempestiva encendió algunas alarmas. Mis infiltrados ya lo controlaron.

—Gracias señora UK —dijo un hombre más viejo identificado como el señor JP—. Gracias a todos por venir fuera de agenda. Me imagino que están al tanto de los sucesos en las Naciones Unidas.

—Sí, eso salió bastante mal para nuestra supremacía —dijo la señora UK, mientras el resto asentía.

—Pues por eso mismo este encuentro —retomó el señor JP—. Debemos acordar de inmediato un plan para contrarrestar tal amenaza. En caso contrario, perderemos por siempre nuestra ventaja.

—Exacto —dijo el señor RU1—. Entre los 13 poseemos y controlamos más del 70% de la riqueza del planeta. Algo podremos hacer contra este arribismo excelso —dijo presuntuoso.

—¿Ideas? —continuó el señor JP.

En las mentes maquiavélicas de todos comenzaron desfilar cientos de propuestas que lanzaron una tras otra a la mesa.

—Debemos liquidar a la tal Serta Mei —gritó la señora CH.

—Ataquémoslos con un misil nuclear cuando inicien las reuniones —propuso el señor FR1—. Así borramos de una vez a todos los participantes locales y espaciales.

—Creemos caos mundial triplicando el precio de petróleo —aportó la señora US1.

—Derroquemos a todos los gobiernos del G-8, tomemos el poder y tergiversemos la misión de la señora Mei y su equipito de ángeles —dijo el señor MX.

—Llevémonos a «Los Ungidos» y sus familias para enjuiciarlos en nuestra Orden —dijo una femenina voz de tono grave y suave.

Un destello amarillento se manifestó en el preciso momento que Serta Mei profería su propia propuesta. Apareció rodeada de sus huestes y protegida por el comandante Aldor. El exceso de confianza por su oculta instalación le jugó una mala pasada a «Los Ungidos». Sin guardias de seguridad fueron fácilmente reducidos y controlados los personajes siniestros.

Quedaron mudos por la impresión y lo imprevisto del ataque impensado. La señora UK miró a Serta Mei y a sus socios. Se sonrió con un aire de satisfacción, al tiempo que los guardias la soltaban.

— Yo cumplí mi parte. Tenemos un acuerdo señora presidenta Mei y espero que lo respete.

Los 24 ojos se clavaron con odio en la señora UK.

—Por eso llegaste tarde, maldita traidora —dijo el señor JP.

La señora UK subió sus manos y sonrió lastimeramente.

—Alguien tenía que sobrevivir y yo no estaba dispuesta a dar una pelea ni perder mi riqueza. Contacté a la señora Mei y aquí estamos.

El grupo entero le gritaba y profería una y mil maldiciones. Serta Mei le hizo un además a su comandante y los 12 Ungidos fueron desmaterializados y llevados a la nave para ser enjuiciados. Las dos mujeres se quedaron solas y se sentaron a la mesa.

—Ya está hecho, señora presidenta —dijo la señora UK.

—Ki Len, amiga querida, te agradezco tanto tu labor de inteligencia. Te apropiaste a la perfección durante estos últimos años del papel de la verdadera señora UK. Nadie sospechó.

—Mi raza cambia-formas maneja a la perfección la copia de otros organismos de carbono. Al principio me costó acostumbrarme debido a lo impuro de su aire y agua. Sin embargo, la imitación del sistema respiratorio y vascular de la original señora UK salió mejor de lo esperado. Fue mi cerebro al que le tomó más tiempo adaptarse a uno de menores capacidades. Debí trabajar arduamente con tanto egoísmo, odio y resentimiento acumulado en esta señora. En fin, lo importante es que lo logramos.

—Sí, amiga mía. Tu raza nos ha facilitado millones de misiones y esta estratagema nunca nos ha fallado. Felicitaciones, Ki Len.

—De nada, señora presidenta. Estoy al servicio de la evolución de los Universos.

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